«El Río Cebollatí es rico en relatos e historias, por su pasado, por su presente, por ser la primer carretera posible en momentos de expansión. Por su trasiego permanente de personas de distintas nacionalidades que fueron poblando la cuenca baja, rumbo a la Merín.
La Mujer de Blanco es una de las populares, en losfogones de aquellosrincones.
La leyenda cuenta sobre una joven mujer brasileña, prometida de un hacendado que vivía en la zona del futuro departamento de Treinta y Tres, allá por fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Cuando llego el día esperando en el que por fin conocería su prometido, la futura esposa se embarca para navegar desde el país norteño hasta lo que era la vieja Banda Oriental.
Navegaron por la Laguna Merín desde Santa Vitoria y al llegar al recodo conocido como “Vuelta del Infierno”,15 km Cebollatí adentro, naufragó la embarcación, muriendo la frustrada consorte.
Es desde entonces, que según lugareños, una mujer vestida de novia, toda de blanco, se aparece a las embarcaciones cuando van navegando por la zona de la tragedia. En su mayoría,coinciden que la figura espectral, llega caminando sobre el agua y se sienta en la punta de los botes y se mantiene en silencio, como esperando que la transporten hasta donde se encuentra su prometido al cual nunca conoció. Quienes han vivido ese avistamiento, por más que se repita la historia, no logran naturalizarsu presencia. Juan conto su experiencia en el fogón. Viajo todo el recorrido con los pelos de punta.No se lo desea a nadie. Hasta los perros se asustaron que lloraban escondidos bajo de los asientos. Ella se mantenía ahí, callada sin hacer ni un gesto,como esperando algo, hasta que de repente se va.
No falta alguno que siempre sueña con su propia experiencia y
cuando la vive no queda a quien no le haga el cuento, como el
caso del brasileño “Boryes”. Una noche fresca y con niebla,cerca
de Semana Santa, se dirigía hacia la Laguna a cazar unos
carpinchos y justo allí en la «Vuelta del Infierno», se le aparece.
Como iba solo, se le sentó atrás en el bote. Vino caminando por
arriba del agua y se instaló. No hablaba no decía nada. Miraba
como lejos nomás. «Boryes» le miraba los ojos y no decían nada.
Entoncescomo a las10 cuadras, el brasilero le ofreció losremos
con un gesto. Y como ella amagó a pararse, ya le cambió de
lugar.
Según cuenta, la mujer sabía remar, era por lo menos conocedora de la zona, porque cortaba la corriente y todo y no le erraba a losfuraos. Y pensó el brasilero, – esta en algún momento se va a cansar, me va a tener que hablar -. Pero nada. Será alma en pena, pensó, ella remó calladita. Y no le pudo arrancar nada. Y la hizo remar hasta la Boca de la Laguna. Hasta que el brasilero le dice,
– bueno, hasta acá llegué, yo venía para acá -. Y se sorprendió,cuando la mujer le responde,
– Yo también y lo que es a vos,seguro que no te salgo nunca más, mirá como me quedaron las manos-. Los avistamientosfueron varios,según cuentan, las apariciones eran principalmente a pescadores,cazadores de nutria, y contrabandistas.
No se sabe si encontró lo que buscaba o simplemente se rindió, pero desde la década del 70,coincidiendo con la colocación de la Virgen a orillas del rio, no volvió aparecer.
Walter Acarino