EL NACIMIENTO Naturalmente histórico
En este rincón del departamento se dan cita las historias de turismo y desarrollo ligadas a su valor natural y biodiverso.
Uruguay comenzaba a esbozar su desarrollo económico y a navegación interna acortaba distancias y unía países. A lo largo de la cuenca baja del Cebollatí se instalaban las primeras «charquerías o charqueadas» donde se preparaba el tasajo para exportar a la naciente República de Brasil.
Una de ellas, ubicada en la barranca más alta de todo el recorrido, con el mejor puerto natural, Juan José de Souza D’Avila se establecía con su empresa y daba lugar al sitio conocido como «Puerto La Charqueada». Se ubicaba en el predio de la hoy estancia de Antonio Valiño y el puerto en la misma ubicación sobre el año 1825 y hasta 1840.
A lo largo del Cebollatí y Olimar se instalaron distintas «charqueadas», primer motor de desarrollo regional que dieron
identidad y arraigo de nuevos emprendedores que llegaron de todas partes. En sus orígenes básicamente de zonas vecinas, indígenas, esclavos libertos, brasileños, algunos españoles,
portugueses y franceses.
La Charqueada comenzó así a conformarse con personas que «de frente al río» se instalaban en torno al incipiente puerto que fue receptor no solo de embarcaciones que viajaban rumbo a Brasil, con «Charque, grasa y cueros»; también recibió embarcaciones de guerra de conflictos de la época, fue camino en las Cruzadas Libertadoras y fue escape de otros conflictos aprovechando la vía acuática rumbo a la Merín, escudados en un monte nativo casi impenetrable y que en gran parte se mantiene hasta nuestros días.
Junto a este desarrollo primario de puertos y charqueadas, comienzan a instalarse en la conocida «Isla del Padre» e «Isla del Parao», decenas de hacheros y montaraces junto a sus familias, los cuales proveen leña a los emprendimientos locales, para los primeros barcos «a caldera» y también para exportar al país vecino.
Nombres conocidos como los de la familia Duche, vinculados desde el inicio de los tiempos, en la Isla del Padre.
A principios del siglo XX los primeros ranchos de monteadores en las márgenes del Cebollatí, en las cercanías del puerto original, en su mayoría, donde se encuentra el actual camping y la margen rumbo al delta del arroyo Parao en un profundo monte de Coronillas que se encontraba en esa zona. En esa zona se construyó luego el conocido Parador del Ministerio de Turismo, hoy Municipal, que debió aguardar algunos años para ser utilizado para su fin original.
Puerto La Charqueada ya era un lugar de referencia para el comercio y la navegación entre Montevideo y el río Uruguay. En épocas de difícil acceso por tierra, por la baja cota y suelo de la región, obligaba a la utilización de «Puerto Gómez» ubicado en la desembocadura del Olimar en el Cebollatí y unos 15 km aguas arriba de la actual localidad. En febrero de 1914, por plano, Joaquín Machado fraccionó parte de sus campos y dividió 146 hectáreas, dando origen al pueblo que solicitó denominar, Gral. Enrique Martínez, en recuerdo de uno de los luchadores por la Independencia Iberoamericana.
La historia de desarrollo comenzó a cimentarse primero con temas de otros capítulos pero que merecen ser nombrados, como la navegación y el derribar fronteras del Vapor Laguna Merín, la etapa de los “barcos de café” y la propuesta de turismo y sociedad de la lancha Stella Marys.
Fuente: Walter Acarino