Era una embarcación de origen alemán que llegó a Charqueada sobre 1909.
Darío Alvarez, uno de sus últimos tripulantes, entrevistado por Semanario El Rio de Charqueada, recordaba que era un barco que soportaba bien el peso. Llevaba hasta 40.000 kg. Tenía 28 mts de largo, 5 de manga, ancho y 1,40 de puntal de alto. Contaba con dos bodegas grandes y llevaba hasta 18 pasajeros más los 6 de la tripulación. Aunque a veces se llevaba poco más de gente, pero la comodidad era para 18 personas. En algunas oportunidades transportaron hasta un circo que recorría la zona. En aquella época no había carreteras y entonces la gente que venía de Brasil o de Rocha, viajaba por el río. De acá se iba a San Luis al Medio, luego se volvía a la Laguna, tocaban San Miguel y después Santa Vitória y de ahí se cruzaba la Laguna. Viajaba mucha gente a cualquiera de los puertos. De Santa Vitória había mucha gente de Treinta y Tres que viajaba hacia allí.
En el primer viaje, además de la tripulación, iba un baqueano, un señor Da Fonseca, un barquero viejo que fue de los primeros en andar embarcado por la zona. Conocía cuanta cueva había. A principio de 1910 fue el viaje inaugural a Porto Alegre y lo hicieron sin novedad alguna y a Pelotas Llegaron también.
Se hacían dos viajes al mes, el 1ero y los días 6 de retorno. Luego el 16 de cada mes y el 21 o 22, de retorno. En el Vapor Laguna Merín se transportaron los primeros materiales para la construcción del Puente «Barón de Mauá» entre Río Branco y Yaguarón, hay que tener en cuenta la realidad histórica de las comunicaciones.
De Charqueada a San Luis, 112 km, de aquí a San Miguel 104, queda más cerca, lo que sucede es que hay que entrar mucho por el río y luego volver y a Santa Vitória de aquí, solo 70 km, es casi cruzar en línea recta. Y de Santa Vitória, con buen tiempo se hacía en unas cinco horas y media, más o menos. Sin paradas, viaje directo. Había que tocar los 3 puertos de cualquier manera.
Un día, el susto fue grande, según cuenta Álvarez, volvían con mercadería y pocos pasajeros, cuando se levantó viento, las olas eran elevadisimas y peligrosas. Venía en el barco, el brasilero Borges, padre de los Borges que vivían en la década del 90 en Charqueada, con «cosas» que vendía desde Brasil. Se levantó una tempestad de viento y los agarró en el medio de la Laguna. Entraba agua por todos lados. Tiraron las dos anclas para afirmarse, pero era peor y hacía más agua, estaba fea la cosa y Borges repetía «tranquilo castilhao eu vou salir desta» y estaba pálido y más asustado que el resto. Por suerte se rompió la cadena de un ancla y al tener mayor movilidad ya no hacía tanta agua y eso los salvó.
“La pudimos contar, pero fue muy fea esa vez. El que navegó alguna vez por la Merín me comprende»sentenció.
Walter Acarino