En el lapso comprendido entre los años 1839 y 1851, nuestro país vivió un proceso denominado Guerra Grande. Esta larga lucha tuvo su origen en el pleito suscitado en 1836 entre caudillos orientales.
Esta compleja contienda llegó a su fin con el pacto aprobado el 8 de octubre de 1851, en una de cuyas cláusulas se declaraba:
«Entre todas las diferentes opiniones en que han estado divididos los orientales no habrá vencidos ni vencedores».
A partir de noviembre de 1851, surgió una reacción nacionalista que tendía a lograr la conciliación Nacional. Se sucedieron así una serie de acontecimientos políticos que desembarcaron en la elección del Presidente Juan Francisco Giró.
Giró centró sus propósitos en una política de participación ya que el ambiente no era de concordia.
Durante el breve período de su gobierno, que se mantuvo hasta setiembre de 1835 se abocó a realizar obras constructivas, y deseando conocer las necesidades de su país, resolvió emprender en viaje a la campaña.
La comitiva partió en octubre de 1852, en carruaje, desde la Unión.
Luego llegaron a Pando, Maldonado, San Carlos y Minas. El 14 de Noviembre de 1852, vadearon el Paso Real del Olimar. El Presidente escuchó las opiniones de los vecinos más respetables y llegó a presidir reuniones de las Juntas Administrativas a fin de conocer sus aspiraciones.
Fundación del Pueblo de los Treinta y Tres
Estas necesidades fueron aunando ideas en torno a la creación de un centro poblado.
Dionisio Coronel, caudillo de gran ascendiente en la zona es quien lleva a la práctica la idea presentando el proyecto de ley para la fundación del Pueblo de los Treinta y Tres. El proyecto del senador Dionisio Coronel en su forma original, sufre algunas modificaciones siendo finalmente aprobado con la siguiente redacción en su parte dispositiva:
ARTICULO 1º) En la confluencia del Yerbal Grande con el Río Olimar, inmediato al ángulo formado por la margen izquierda de uno y otro río, sobre un área superficial de una legua cuadrada se creará un pueblo que se denominará de los Treinta y Tres.
Así consta en el informe de la Comición Auxiliar de Treinta y Tres, a la Junta Económico Administrativa de Cerro Largo, redactado por su secretario don Lucas Urrutia en diciembre de 1872, anexo A:
«Promulgada como dejó dicho la Ley del 53, el señor Reventós procedió enseguida (en 1855) a reunir los vecinos más rentables de esa jurisdicción ya por su honradez como, por su capital, y con ellos formó una sociedad que hoy representamos la que por su composición puede llamarse anónima, aunque no tenga tal carácter según nuestro Código de Comercio.
Reunido el capìtal necesario para la compra del campo a los propietarios que lo eran de las sucesiones de Juan Francisco Medina y Antonio Téliz contrató primero verbalmente comprarles una legua cuadrada del terreno: en el mes de diciembre de 1855 el Agrimensor don Joaquin R. Travieso procedió a practicar la respectiva mensura. Hecha la mensura del área total de la legua cuadrada enseguida se procedió por dicho agrimensor a la delineación y amojonamiento de las calles y manzanas para vender en solares. En dicha época don Miguel Palacios había empezado a edificar y en atención a que era el primer poblador y casa de azotea, esté es la que sirvió de base para la formación de la plaza frente de ella y demás amanzanamientos…»